Encuentro con Miqui Otero

El pasado 13 de octubre, y de nuevo en la librería Letras Corsarias de Salamanca, estuvimos de enhorabuena todos los que nos reunimos allí: Miqui Otero se sumó a La conspiración de la pólvora, la asociación que forma esta librería junto con otras dos (Intempestivos en Segovia y La puerta de Tannhäuser en Plasencia), y nos regaló una tarde estupenda. Antes de entrar en materia y contar de qué habló quiero destacar la enorme inteligencia, sencillez y sentido del humor de un autor que me ha ganado para siempre.

Para todos aquellos que no lo conozcáis, os lo presento: Miqui Otero es un autor catalán, periodista y profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona, colaborador en distintos medios de la prensa y, actualmente, también en televisión, cada miércoles recomienda un libro en una sección fija que tiene en el programa Tips, de la 2. Yo lo conocí por una entrevista en Página Dos y al día siguiente me compré su libro, Rayos. Y de este libro precisamente vino a hablarnos. Como en breve escribiré su reseña no quiero centrarme en la novela en sí, sino en todo aquello que nos contó sobre escritura y Literatura, pero va a ser inevitable hacer referencias a ella. Allá vamos.

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Club de lectura: Quemar las naves

No sé cómo lo hacemos, pero cada vez nos cuesta más entrar en materia en el club, parece que hiciera meses que no nos vemos en lugar de dos semanas. Siempre hay cosas que contar e intereses por los que preguntar: este grupo se ha convertido en una pequeña familia, en la que nos ayudamos en todo lo que podemos. Además, el pasado viernes estuvimos de enhorabuena porque hay una nueva incorporación: Marisa, que ya había pertenecido al club hace tiempo y ahora ha podido retomar las sesiones. Bienvenida a esta pequeña gran locura, esperamos que disfrutes mucho.

Lo primero de lo que hablamos fue del gran malentendido, por llamarlo de alguna forma, que se produjo con el Premio de Traducción: el galardonado fue Ramón Buenaventura, a quien la alegría le ha durado menos de veinticuatro horas. El premio se da a traducciones de lenguas extranjeras al castellano, y en este caso, el autor premiado había traducido a Santa Teresa del castellano al euskera. Y en menos de un día se lo quitaron. Sin comentarios.

En el apartado de recomendaciones destacaron varios libros: Botas de lluvia suecas, de Mankell, que a Belén le ha encantado. Nos explicó que tiene tintes o apariencia de novela negra en la que, en un principio, parece que no ocurre nada, pero la ternura con la que está escrito la ha dejado impresionada. También hablamos de La casa de la alegría, de Edith Wharton, novela decimonónica que recomendó Elena en otra sesión y que ya está leyéndose por algunas integrantes. Pilar nos habló de Los herederos de la tierra, de Ildefonso Falcones, que, con sus propias palabras, “la ha tenido enganchada” hasta altas horas de la madrugada. Hay otras lectoras que ya están con él así que dentro de poco nos darán su opinión. Teresa está leyendo SPQR, de Mary Beard, un ensayo sobre la historia de Roma que hay que leer con calma y del que ya nos contará sus impresiones cuando lo termine.

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Me llamo Lucy Barton, Elizabeth Strout

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En ocasiones te encuentras con pequeñas joyas literarias, exquisitas por dentro y por fuera, llenas de sensibilidad y concentradas en pocas páginas, como si de un pequeño frasco de perfume se tratara. Esta vez no ha sido la casualidad la que me ha llevado hasta esta novela sino el programa Página Dos, donde hace unas semanas entrevistaron a la autora, ganadora del Premio Pulitzer. Y aunque quizá esto de los premios ha sido llevado a debate últimamente, y a pesar de que se dice que están desprestigiados, esta novela goza de toda mi admiración.

Narrada en primera persona, con autoconciencia de escritura, no en vano la protagonista es escritora, poco a poco vamos descubriendo quién es ella, cuál es su situación y qué o quién la ha llevado hasta donde se encuentra hoy en día: poco a poco conocemos a Lucy Barton.

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