Encuentro con Héctor Abad Faciolince

Sí, habéis leído bien; a mí aún me parece mentira, y eso que ya han pasado unos cuantos días. Lo cierto es que fue una tarde maravillosa, con un autor sencillo, tímido, atento y de mirada limpia.

El día era muy especial: en la Librería Letras Corsarias se celebraba el primer aniversario de su apertura y puedo asegurar que allí dentro no cabía nadie más. Desde aquí va mi particular enhorabuena a un lugar maravilloso que espero que no cierre nunca. En este año no solo han pisado multitud de autores su suelo sino que nos han recomendado libros, nos han informado semana a semana de las novedades y han creado un espacio cultural que se ha vuelto imprescindible en Salamanca. Muchas gracias y no desaparezcáis, por favor.

Mi primer contacto con la literatura de Héctor Abad fue hace algo más de un año, con El olvido que seremos, una novela maravillosa que narra la realidad más dura de Colombia de primera mano: el autor hace un precioso homenaje a su padre, asesinado por seis disparos. A pesar de que la presentación era de su nueva novela, La oculta, fueron inevitables las referencias y las preguntas sobre su obra anterior.

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Leyendo en el club…

Antígona

Esta semana hablamos de palabras mayores porque tenemos entre manos nada menos que a Sófocles. Y leemos en voz alta, cada una interpretando un papel, o tres, o los que sean. Hay quien ya está modulando sus cuerdas vocales para que nada falle el viernes. A ver qué tal sale…

Club de lectura: En el café de la juventud perdida

Novela difícil y sesión también complicada. No sabemos si es porque está escrita por un Premio Nobel, algo que inevitablemente impone, por su estructura o porque el tema nos ha llegado.

Pero empecemos por el principio. De nuevo el poema ha sido seleccionado por una de las integrantes del club, esta vez, María Sánchez. Desde aquí muchas gracias por estar atentas a las lecturas y compartir cuando la literatura lleva a más literatura. Y el elegido fue nada menos que Kavafis, con El anciano. Absolutamente perfecto y conveniente para el libro de la quincena: ya sé que hay temas universales, que parece que ya está todo escrito y que siempre se pueden encontrar correspondencias, pero en ocasiones, solo en ocasiones, la poesía condensa en unas pocas líneas todo el contenido de una novela. Comprobadlo.

Poema

En el apartado de recomendaciones destacaron la ilustradora Agustina Guerrero, La volátil, con una historia sobre el embarazo titulada Mamma Mia, y el añorado Rafael Chirbes, con París-Austerlitz. También está teniendo mucho éxito El gran misterio de Bow (reseña aquí), parece que semana a semana cambia de manos y de ojos.

Y vamos al libro: ha resultado complejo, con nombres, lugares y situaciones difíciles de entender. Como siempre, un pequeño resumen: En el café de la juventud perdida narra la historia de una joven que busca su lugar en el mundo y en la vida. En el París de los años 60 abundan los lugares en los que refugiarse cuando parece que no se puede naufragar en ninguna parte. Louki viene de una infancia complicada carente de afectos y su destino es la búsqueda continua, caminar y no parar. Su vida aparece contada por distintos narradores, cada uno con un capítulo, que nos muestran su percepción de la mujer: un detective, un estudiante que deja de serlo, un amante amigo y ella misma. El primer capítulo deja perplejo al lector ya que aparecen multitud de personajes que no conocemos. La opinión ha sido unánime al afirmar que tras terminar el libro, si leemos de nuevo ese difícil y desconocido primer capítulo, la percepción cambia.

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Una entre muchas, Una

No queda sino batirseAlgunas veces las casualidades te llevan a libros que no hubieses encontrado ni buscándolos. La semana pasada, echando un vistazo a una lista de libros de El País, encontré esta pequeña maravilla que me ha removido por dentro.

Una entre muchas no es una novela, no es un cómic, no es un conjunto de ilustraciones. Es todo eso unido y alguna cosa más: una crónica negra de una niña que vivió un episodio de violencia que la marcó, aunque no lo supo hasta mucho más tarde. Al mismo tiempo asistimos a la búsqueda infructuosa y chapucera por parte de la policía inglesa del que fue llamado ”el Destripador de Yorkshire”, un depravado que actuó en los años 70 causando la muerte a decenas de mujeres y dejando heridas a otras tantas.

Ambas historias se mezclan y parecen ser la misma llevando al lector por un camino complicado: son las víctimas las que tienen que justificarse ante lo que ha sucedido.

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