Hay novelas a las que llegas por la promoción que la editorial ha hecho de ellas durante semanas, otras veces, en la visita casi diaria a la librería descubres una portada que te llama la atención más que las demás. En esta ocasión han sido las decenas de reseñas favorables las que me han animado a comprar este libro. Y menos mal que lo he hecho, porque puedo afirmar que es la novela que más me ha gustado de cuantas he leído este verano.
Como siempre, un pequeño resumen para entrar en materia. La protagonista de esta historia es Helena Guerrero, una mujer madura que ha logrado ser uno de los nombres más reconocidos en el mundo del arte, en concreto, de la pintura. Sus cuadros son altamente valorados y se caracterizan porque en ellos aparece siempre una sombra, la misma que hay en su vida. Aunque desde hace muchos años vive en Australia, su origen es español y su infancia está ligada a Marruecos: su padre fue militar franquista, un sentimental de derechas que acabó desencantado y casi desterrado en un pequeño paraíso cercano a Rabat. Allí se estableció con su mujer, Blanca, y allí crió a su familia. Pero la noche del alunizaje, el verano de 1969, Alicia, la hermana de Helena, es brutalmente asesinada y la vida de toda la familia cambia para siempre. Nuestra protagonista decide huir sin saber muy bien hacia dónde y logra tanto éxito en su propósito que permanece huyendo casi cincuenta años.