Encuentro con Dolores Redondo

Hace unas semanas tuvo lugar en Segovia el Hay Festival y desde hace cuatro años nunca falto a la cita: volver a casa siempre es un placer y si además encuentras un festival de Literatura, mucho mejor. Me parece todo un privilegio que tenga lugar en Segovia, es una ciudad pequeña pero rica en arte y en historia, y también en gente maravillosa: de todo esto puedo dar fe porque es mi cuidad, allí nací y allí pasé los primeros dieciocho años de mi vida. Y siempre la echo de menos. Cada año, la última semana de septiembre, se llena de autores conocidos y reconocidos, se recitan poemas en jardines de ensueño y se susurran versos por la calle. Pero sin lugar a dudas lo que más gente mueve son las charlas con los escritores. Es tal la oferta que resulta imposible acudir a todo, es irremediable seleccionar, y este año lo tuve claro: Dolores Redondo y Fernando Aramburu. Vayamos con la primera.

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La tabla de Flandes, Arturo Pérez-Reverte

Segunda sesión del club de lectura con mis alumnos del año pasado y primera dentro de la normalidad. Igual conviene empezar por el principio: el curso pasado di clases de Lengua y Literatura en el Instituto de Villamayor, un pueblo situado a escasos diez minutos de Salamanca. Lo que comenzaron siendo tan sólo unas clases a dos grupos de adolescentes acabó convirtiéndose en la experiencia profesional más maravillosa que he vivido: ir a trabajar era un auténtico placer, con la Gramática empezaron a aprender y con la Literatura todos logramos disfrutar. Me preguntaban por todo, los cincuenta minutos se me pasaban volando y casi me parecía un regalo lo de cobrar a fin de mes porque yo hubiese seguido yendo gratis. Lograron que me reconciliara con mi profesión, me hicieron creer que ser profesora es lo que mejor se me da y me sorprendieron con el cumpleaños más emocionante de mi vida. Cuando llegó junio y todo eso acabó decidí formar un pequeño club de lectura con los que quisieran acompañarme y aquí estamos, ocho de ellos se apuntaron a la aventura y cada dos semanas nos reunimos y hablamos del libro de la quincena.

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No está solo, Sandrone Dazieri

No recuerdo cuánto tiempo llevaba con esta novela en la estantería y, por unas razones u otras, parecía que nunca era un buen momento para leerla. Supongo que el hecho de que haya estado casi todo el verano leyendo novela negra ha influido en irla dejando, por cambiar de aires, o de letras más bien. En cualquier caso, hace unas semanas no me resistí más y me puse de lleno con ella. No me arrepiento en absoluto, es más, ya estoy con ganas de hincarle el diente a la segunda parte. Pero comencemos por el principio.

Estoy enganchadísima a la novela negra italiana, ya lo he comentado varias veces en reseñas anteriores, pero es que es así: algunos autores ya son como de la familia y espero las siguientes entregas con muchas ganas. Sandrone Dazieri se ha unido a este selecto club acompañando a Carrisi, Manzini o Camilleri.

Dazieri ha creado una pareja de personajes que se complementan a la perfección y que creo que van a dar mucho juego. Conozcamos a Colomba Caselli y a Dante Torre.

Esta historia comienza con la desaparición de un niño, una madre muerta y un padre acusado de ambos crímenes. Pero las cosas no van a ser tan sencillas como parecen. El comisario encargado del caso decide contactar con la mejor policía que conoce, aunque ella ahora esté de baja por sufrir estrés postraumático severo. Colomba Caselli ha sobrevivido a lo que ella misma se refiere como “el Desastre” pero le está costando salir de los infiernos, los ataques de pánico se suceden y su vida no se parece en nada a lo que era hace unos meses. No obstante y pese a su situación, o puede que debido a ella, acepta asesorar en el caso de manera extraoficial.

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