La tabla de Flandes, Arturo Pérez-Reverte

Segunda sesión del club de lectura con mis alumnos del año pasado y primera dentro de la normalidad. Igual conviene empezar por el principio: el curso pasado di clases de Lengua y Literatura en el Instituto de Villamayor, un pueblo situado a escasos diez minutos de Salamanca. Lo que comenzaron siendo tan sólo unas clases a dos grupos de adolescentes acabó convirtiéndose en la experiencia profesional más maravillosa que he vivido: ir a trabajar era un auténtico placer, con la Gramática empezaron a aprender y con la Literatura todos logramos disfrutar. Me preguntaban por todo, los cincuenta minutos se me pasaban volando y casi me parecía un regalo lo de cobrar a fin de mes porque yo hubiese seguido yendo gratis. Lograron que me reconciliara con mi profesión, me hicieron creer que ser profesora es lo que mejor se me da y me sorprendieron con el cumpleaños más emocionante de mi vida. Cuando llegó junio y todo eso acabó decidí formar un pequeño club de lectura con los que quisieran acompañarme y aquí estamos, ocho de ellos se apuntaron a la aventura y cada dos semanas nos reunimos y hablamos del libro de la quincena.

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Club de lectura: Quemar las naves

No sé cómo lo hacemos, pero cada vez nos cuesta más entrar en materia en el club, parece que hiciera meses que no nos vemos en lugar de dos semanas. Siempre hay cosas que contar e intereses por los que preguntar: este grupo se ha convertido en una pequeña familia, en la que nos ayudamos en todo lo que podemos. Además, el pasado viernes estuvimos de enhorabuena porque hay una nueva incorporación: Marisa, que ya había pertenecido al club hace tiempo y ahora ha podido retomar las sesiones. Bienvenida a esta pequeña gran locura, esperamos que disfrutes mucho.

Lo primero de lo que hablamos fue del gran malentendido, por llamarlo de alguna forma, que se produjo con el Premio de Traducción: el galardonado fue Ramón Buenaventura, a quien la alegría le ha durado menos de veinticuatro horas. El premio se da a traducciones de lenguas extranjeras al castellano, y en este caso, el autor premiado había traducido a Santa Teresa del castellano al euskera. Y en menos de un día se lo quitaron. Sin comentarios.

En el apartado de recomendaciones destacaron varios libros: Botas de lluvia suecas, de Mankell, que a Belén le ha encantado. Nos explicó que tiene tintes o apariencia de novela negra en la que, en un principio, parece que no ocurre nada, pero la ternura con la que está escrito la ha dejado impresionada. También hablamos de La casa de la alegría, de Edith Wharton, novela decimonónica que recomendó Elena en otra sesión y que ya está leyéndose por algunas integrantes. Pilar nos habló de Los herederos de la tierra, de Ildefonso Falcones, que, con sus propias palabras, “la ha tenido enganchada” hasta altas horas de la madrugada. Hay otras lectoras que ya están con él así que dentro de poco nos darán su opinión. Teresa está leyendo SPQR, de Mary Beard, un ensayo sobre la historia de Roma que hay que leer con calma y del que ya nos contará sus impresiones cuando lo termine.

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Club de lectura: Una lectora nada común

Por fin ha comenzado el curso lector, y como cada año en este club, inauguramos con una novela que trata sobre libros, sobre lecturas o sobre ambas cosas. En este caso la protagonista es una lectora que encuentra el placer de leer a una edad bastante avanzada y en un entorno en el que no está demasiado bien visto debido a su actividad laboral… Con estos datos puede que haya despistado un poco: se trata de la reina Isabel II de Inglaterra. El planteamiento es de lo más original y las situaciones que se dan a lo largo de las páginas en muchas ocasiones provocan la risa. Lo cierto es que el argumento se reduce a lo que acabo de exponer: simplemente por una acción casual la Reina de Inglaterra se convierte poco a poco en una lectora voraz, cuya nueva afición asusta a la cúpula política del país. Estos temen que descuide sus funciones y obligaciones ahora que los libros la acompañan allá adonde va, e intentan por todos los medios que deje de leer. Pero no sólo no tienen éxito en su empresa sino que el final nos depara una sorpresa en forma de decisión regia.

Una novela ligera, tanto en su contenido como en el número de páginas, se lee del tirón y la originalidad de la historia provoca la simpatía del lector. Aunque no la de todos los lectores… Aquí es donde comienza la sesión del club.

Es lo bueno de estas reuniones a mil voces, que la opinión de cada una es diferente y que todas valen por igual.

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Club de lectura: El corrector

Empezamos la sesión con la Feria del Libro de Salamanca presente: comienza este sábado y en el club hay ganas, muchas ganas; no vamos a perder la oportunidad de ver a los autores y asistir a sus presentaciones en la Plaza Mayor. Y nuestro pequeño homenaje se hace de un modo especial: en la próxima sesión cada una leerá el libro que elija de cualquiera de los autores que visitan la ciudad en estos días y la lista es amplia (Jesús Marchamalo, Julio Llamazares, Javier Reverte, Luis García Jambrina…). Yo me he decidido por Un otoño romano, libro de viajes en una de mis ciudades favoritas: en breve las impresiones.

Elena, una de las componentes, consiguió darnos envidia de la mala (en este club opinamos que la buena no existe) mientras nos contaba su experiencia del Día del Libro: lo pasó entre Madrid y Alcalá de Henares, así que disfrutó de muchas actividades de primera mano. La noche de los libros, museos, exposiciones, Cervantes y lecturas, muchas lecturas. Desde aquí quiero darle las gracias a todas las chicas de este club que comparten de un modo tan generoso aquello que nos entusiasma. Pero sigue dando envidia…

Belén no pudo resistirse el día 23 y se acercó a los puestos de libros resguardados de la lluvia bajo los soportales: de su pequeño botín nos recomendó La víspera de casi todo, de Víctor del Árbol. Le está gustando mucho así que lo añadimos a nuestra lista particular. Volvimos a recordar a Alejandro Palomas, que casi es un miembro más de estas pequeñas reuniones porque no hay sesión en la que no se le nombre, y siempre para bien. Su novela, Un perro, sigue de paseo entre nosotras, ya quedan pocas por leerlo y las impresiones son fabulosas.

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Club de lectura: En el café de la juventud perdida

Novela difícil y sesión también complicada. No sabemos si es porque está escrita por un Premio Nobel, algo que inevitablemente impone, por su estructura o porque el tema nos ha llegado.

Pero empecemos por el principio. De nuevo el poema ha sido seleccionado por una de las integrantes del club, esta vez, María Sánchez. Desde aquí muchas gracias por estar atentas a las lecturas y compartir cuando la literatura lleva a más literatura. Y el elegido fue nada menos que Kavafis, con El anciano. Absolutamente perfecto y conveniente para el libro de la quincena: ya sé que hay temas universales, que parece que ya está todo escrito y que siempre se pueden encontrar correspondencias, pero en ocasiones, solo en ocasiones, la poesía condensa en unas pocas líneas todo el contenido de una novela. Comprobadlo.

Poema

En el apartado de recomendaciones destacaron la ilustradora Agustina Guerrero, La volátil, con una historia sobre el embarazo titulada Mamma Mia, y el añorado Rafael Chirbes, con París-Austerlitz. También está teniendo mucho éxito El gran misterio de Bow (reseña aquí), parece que semana a semana cambia de manos y de ojos.

Y vamos al libro: ha resultado complejo, con nombres, lugares y situaciones difíciles de entender. Como siempre, un pequeño resumen: En el café de la juventud perdida narra la historia de una joven que busca su lugar en el mundo y en la vida. En el París de los años 60 abundan los lugares en los que refugiarse cuando parece que no se puede naufragar en ninguna parte. Louki viene de una infancia complicada carente de afectos y su destino es la búsqueda continua, caminar y no parar. Su vida aparece contada por distintos narradores, cada uno con un capítulo, que nos muestran su percepción de la mujer: un detective, un estudiante que deja de serlo, un amante amigo y ella misma. El primer capítulo deja perplejo al lector ya que aparecen multitud de personajes que no conocemos. La opinión ha sido unánime al afirmar que tras terminar el libro, si leemos de nuevo ese difícil y desconocido primer capítulo, la percepción cambia.

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