La tragedia del girasol, Benito Olmo

Quien alguna vez dijo aquello de que “segundas partes nunca fueron buenas” estaba completamente equivocado. Y la prueba es esta novela: La tragedia del girasol. Ya he comentado en más de una ocasión que la novela negra española está de enhorabuena: los amantes del género podemos disfrutar de multitud de historias acompañadas de gran calidad literaria. Porque, que nadie se engañe, que una novela sea entretenida no es incompatible con una redacción exquisita, que todo gire en torno al crimen no quiere decir que no se pueda disfrutar del estilo. Y Benito Olmo tiene todo eso.

Hace unos meses me topé por casualidad con La maniobra de la tortuga, una novela ambientada en Cádiz, con un asesinato, un inspector de policía que no hacía caso a nadie, que actuaba a contrarreloj, sin ayuda, con su instinto. El viento de levante no dejaba de soplar en ninguna de sus páginas y, en medio de todos esos ingredientes, apareció también la violencia de género. La trama estaba perfectamente construida, sin fisuras, y la prosa era precisa, directa y potente. Supuso para mí toda una sorpresa, porque hacía tiempo que no me encontraba con una novela negra pura, canónica, que me hubiese gustado tanto. El mes pasado se publicó la segunda parte y la devoré: tan sólo me duró un asalto, sus casi 400 páginas las leí del tirón y se me hicieron cortas. Precisamente por lo que comentaba al comienzo de esta reseña: la historia te atrapa, pero el estilo aún más. Intentaré no desvelar nada, o casi nada de la primera novela, hay algunos datos que necesito incluir, aunque sin aclarar el misterio.

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Crimen en la posada «Arca de Noé», Molly Thynne

Sé de sobra que no hay que juzgar un libro por su portada, pero si se trata de una de las joyas que publica dÉpoca Editorial, la cosa cambia. Supongo que todos los sellos editoriales se preocupan por hacer de sus publicaciones un éxito y para ello cuidan los libros por dentro y por fuera. Pero este caso va más allá; tengo tres obras de esta editorial y todas son una obra de arte: Persuasión, las Cartas de Jane Austen, y la novela en la que se centra esta reseña, Crimen en la posada “Arca de Noé”, de Molly Thynne. Puede que el nombre de esta autora no sea muy conocido, pero vamos a solucionarlo. Entre 1919 y 1939 se publicaron cientos de novelas de temática de misterio, la mayoría de ellas, escritas por mujeres. Estos veinte años se conocieron como la Golden Age, o Edad Dorada, y pocas décadas han dado tanto placer a los amantes del misterio. Sin duda alguna, el nombre más famoso de la época es Agatha Christie, y más de setenta novelas la avalan. Estoy segura de que nunca pudo imaginar que en pleno siglo XXI sus historias se siguen llevando a la gran pantalla con actores y directores de renombre. Pero eso lo dejamos para otra reseña.

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El salón de baile, Anne Hope

La descripción en la sobrecubierta de esta novela la califica como “sutil y poderosa”, y no puedo estar más de acuerdo: la ambientación, la historia y la prosa, he disfrutado todo. Ha resultado ser mucho mejor de lo que esperaba, toda una sorpresa que merece la pena descubrir: argumento original ubicado en tiempos pasados y con reminiscencias de historia real, porque el protagonista está inspirado en el tatarabuelo de la autora. Ha sido una delicia leerla; ahora os cuento por qué.

Año 1911, en la región de Yorkshire se halla el hospital psiquiátrico de Sharston, y en él despierta Ella, nuestra protagonista. Acosada por la incertidumbre de no saber qué hace allí, pronto descubrimos que ha sido encerrada por haber roto una ventana de la fábrica de telas en la que trabaja: en un momento de rabia y de frustración por no poder ver la luz y acusando las condiciones infrahumanas en las que trabajaba, ha perdido los nervios. Pero no la cordura. ¿Por qué la internan entonces en un manicomio? Basta con avanzar muy poco en la lectura para darnos cuenta de que las decisiones que se toman respecto a cierto tipo de personas no son muy ortodoxas. Ella intenta escapar en cuanto tiene oportunidad, pero no lo logra. En su huida frustrada se cruza con dos hombres que están trabajando en los terrenos del psiquiátrico, y uno de ellos es John. Tampoco sabemos por qué está ingresado en el manicomio, pero no es por locura. Es un hombre sereno, trabajador, callado e inteligente. Y muy atractivo. Este dato lo proporciona el tercer protagonista, Charles, un doctor apasionado por la música, que desoyendo los deseos de su padre, comenzó a trabajar en Sharston con la idea de revolucionar la medicina psiquiátrica.

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