Los últimos han sido días de mucho leer y poco reseñar, así que vamos a intentar solucionar esto porque comienzan a acumularse las lecturas peligrosamente.
Las horas robadas es una novela sencilla, sin pretensiones, que narra la historia de dos familias en un momento muy concreto: es el año 1979. Estamos en Galicia, pocos años después de la muerte de Franco, con grandes cambios en el país y también en las personas. La primera familia la componen Lola y Antonio. Son dos abogados con éxito en su trabajo, de ideas progresistas y adelantados a su tiempo que han decidido separarse de manera amistosa y están esperando que se apruebe la ley del divorcio. Viven con Anselmo, el padre de Lola, que volvió de Argentina cuando falleció su mujer, adonde emigró cuarenta años antes. El matrimonio tiene dos hijos en plena adolescencia, Roberto y Ana. La otra familia es completamente diferente: Rosa y Damián conforman un matrimonio donde uno de ellos ordena y la otra obedece sin protestar. Desde que se casaron Rosa dejó de trabajar por imperativo de su marido y vive doblegada a la voluntad de un hombre que lo soluciona todo con gritos y con golpes a sus hijos, sobre todo al mayor, Ramón. La única persona a la que respeta es a su madre, Carmen, que hace tiempo que sufre demencia y casi no recuerda ni quién es ella misma.