Las horas robadas, María Solar

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Los últimos han sido días de mucho leer y poco reseñar, así que vamos a intentar solucionar esto porque comienzan a acumularse las lecturas peligrosamente.

Las horas robadas es una novela sencilla, sin pretensiones, que narra la historia de dos familias en un momento muy concreto: es el año 1979. Estamos en Galicia, pocos años después de la muerte de Franco, con grandes cambios en el país y también en las personas. La primera familia la componen Lola y Antonio. Son dos abogados con éxito en su trabajo, de ideas progresistas y adelantados a su tiempo que han decidido separarse de manera amistosa y están esperando que se apruebe la ley del divorcio. Viven con Anselmo, el padre de Lola, que volvió de Argentina cuando falleció su mujer, adonde emigró cuarenta años antes. El matrimonio tiene dos hijos en plena adolescencia, Roberto y Ana. La otra familia es completamente diferente: Rosa y Damián conforman un matrimonio donde uno de ellos ordena y la otra obedece sin protestar. Desde que se casaron Rosa dejó de trabajar por imperativo de su marido y vive doblegada a la voluntad de un hombre que lo soluciona todo con gritos y con golpes a sus hijos, sobre todo al mayor, Ramón. La única persona a la que respeta es a su madre, Carmen, que hace tiempo que sufre demencia y casi no recuerda ni quién es ella misma.

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Club de lectura: Una lectora nada común

Por fin ha comenzado el curso lector, y como cada año en este club, inauguramos con una novela que trata sobre libros, sobre lecturas o sobre ambas cosas. En este caso la protagonista es una lectora que encuentra el placer de leer a una edad bastante avanzada y en un entorno en el que no está demasiado bien visto debido a su actividad laboral… Con estos datos puede que haya despistado un poco: se trata de la reina Isabel II de Inglaterra. El planteamiento es de lo más original y las situaciones que se dan a lo largo de las páginas en muchas ocasiones provocan la risa. Lo cierto es que el argumento se reduce a lo que acabo de exponer: simplemente por una acción casual la Reina de Inglaterra se convierte poco a poco en una lectora voraz, cuya nueva afición asusta a la cúpula política del país. Estos temen que descuide sus funciones y obligaciones ahora que los libros la acompañan allá adonde va, e intentan por todos los medios que deje de leer. Pero no sólo no tienen éxito en su empresa sino que el final nos depara una sorpresa en forma de decisión regia.

Una novela ligera, tanto en su contenido como en el número de páginas, se lee del tirón y la originalidad de la historia provoca la simpatía del lector. Aunque no la de todos los lectores… Aquí es donde comienza la sesión del club.

Es lo bueno de estas reuniones a mil voces, que la opinión de cada una es diferente y que todas valen por igual.

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Tan poca vida, Hanya Yanagihara

No sé cómo enfrentarme a esta reseña. No sé cómo resumir en tan poco espacio lo que me ha hecho sentir esta novela a lo largo de la semana que he estado leyéndola. No tenía ni idea de qué era lo que me iba a encontrar cuando comencé y ahora, al haberla terminado, siento un nudo en la garganta que va a tardar en marcharse. Y sabía cómo iba a terminar, pero lo importante no es el desenlace, sino todo lo que contienen estas mil páginas.

Vamos a intentarlo. Esta podría ser la historia de cuatro amigos que viven en Nueva York, de cómo se conocieron, cómo convivieron y cómo evolucionan sus vidas a lo largo de más de treinta años. Digo “podría” porque en apariencia ese es el argumento de la novela, pero sólo en apariencia. La realidad es muy diferente y nos hallamos ante el desarrollo del sufrimiento de un hombre transformado en un intento de sobrevivir a pesar de sí mismo. Jude es el protagonista de la novela y a su alrededor aparecen sus tres mejores amigos, Willem, Malcom y JB, y todos aquellos que por suerte o por desgracia se cruzaron en su vida. He asistido a la mayor descripción de atrocidades que una sola persona puede sufrir, porque esta es, sin duda alguna, la novela más dura que he leído en toda mi vida. Y creo que, al mismo tiempo, también la más hermosa.

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Harry Potter y el legado maldito

La verdad es que no recuerdo cuántos años hace que se publicó la última novela de la saga de Harry Potter, pero entonces yo la estaba esperando como agua de mayo. Lo que me sucedió con estos libros se puede describir como curioso: comencé a leerlos con mucho escepticismo y, a medida que se publicaban más y el protagonista crecía, me convertí en una incondicional. Bajo mi punto de vista, a partir del cuarto libro (Harry Potter y el cáliz de fuego) las novelas del mago más famoso del mundo dejan de ser infantiles y comienzan a ofrecer problemáticas y tomas de decisiones más propias de adultos que de adolescentes. No sé si fue por eso por lo que me gustaron, o porque la autora consiguió crear personajes perfectamente perfilados, o porque alguno de ellos incluso me enamoró. Ese fue el profesor Severus Snape, en quien yo siempre tuve fe y que me pareció el personaje más interesante de toda la saga.

Pero no estoy aquí para hacer apología de unas novelas que sé que tienen tantos seguidores como detractores. Sencillamente, a mí me gustaron, me entretuvieron y los leí con mucho placer. No sé si eso me convierte en una lectora simplona, y lo cierto es que no me importa demasiado. Supongo que cada uno tiene sus gustos y también sus disgustos.

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Un hombre soltero, Christopher Isherwood

Hay novelas a las que llegas por casualidad, por azar o por suerte. En este caso fue por una película: A single man, de Tom Ford. Una auténtica maravilla que se ha convertido en una de mis favoritas y, tras ver el contenido extra en el que hablan los actores, no me quedó más remedio que acercarme al último escrito de Christopher Isherwood. Pocas veces una película consigue hacer justicia a la novela en que está inspirada, pero en este caso lo logra, y de qué manera. A pesar de que la esencia es la misma, novela y película me han resultado muy diferentes, pero bellas por igual. Vamos a las letras, pero que nadie deje pasar la oportunidad de ver la cinta de 2009, porque merece mucho la pena.

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