Imaginemos un comisario de policía que vive en Roma, con una casa en el Trastevere, un trabajo que le agrada y unos compañeros con los que se lleva fenomenal. Imaginemos que vivir en esa ciudad y las condiciones de las que goza son lo que más le gusta, con lo que más disfruta y aquello que no cambiaría por nada del mundo. Tan sólo por una casa en la Provenza cuando llegue el momento de la jubilación, para retirarse allí con su mujer. ¿Lo tenemos? Pongámosle nombre: Rocco Schiavone. Imaginemos ahora que hace algo que no debe y todo se esfuma de repente: lo trasladan de Roma al Valle de Aosta, aquellos que lo acompañan en su nuevo puesto sobrepasan con creces el adjetivo de inútiles, su rango cambia y su vida se convierte en un auténtico calvario. ¿Alguien siente lástima por él? Pues que deje de hacerlo inmediatamente. Nos encontramos ante un tipo sin escrúpulos, tramposo, con una escala de valores que deja mucho que desear y unos métodos muy poco ortodoxos.
Pista negra, Antonio Manzini
