Un otoño romano, Javier Reverte

No queda sino batirseEstoy sobreviviendo a la resaca futbolera por la que pasa el país y la oleada de lluvia que parece no querer marcharse. Y así, entre gotas que entristecen los cristales de las ventanas y el final de curso, he decidido hacer un viaje literario que me ayude a evadirme de tanto drama y tanta euforia: me he ido a Roma de la mano de Javier Reverte. Y la experiencia ha sido excepcional.

La he visitado muchas veces y tengo mis lugares predilectos en la mente, pero este libro me ha mostrado rincones nuevos y me ha enseñado a apreciar otros que ya conocía. Un otoño romano, más que un libro de viajes, es un libro de estancia, la que disfrutó el autor durante tres meses en la Ciudad Eterna alojado en la Real Academia de las Artes Española, situada en el Gianicolo, muy cerca del famoso barrio del Trastevere. Y sí, es cierto que alojarse ahí seguramente hace que la ciudad brille más, pero no es necesaria una residencia de lujo para disfrutarla.

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El cazador de la oscuridad, Donato Carrisi

No queda sino batirse

Después de una semana de ausencia y sin reseñas ya estoy de vuelta. Lo cierto es que han sido días de poco escribir y de mucho leer, así que en los próximos días iré colgando los post.

Pero, como siempre, a la novela, que es lo importante. Confieso que tenía muchas ganas de leer El cazador de la oscuridad, y no me ha defraudado. Esta es la segunda parte de El tribunal de las almas (reseña aquí) y con ella comparte protagonistas: de nuevo aparecen Marcus y Sandra. Ha pasado algo de tiempo desde la anterior historia y ambos han cambiado. Marcus sigue dedicándose a lo único que sabe hacer: buscar las anomalías en el comportamiento humano, descubrir esa delgada línea que separa la luz de la oscuridad y en la que habita el Mal. Pero hay algo diferente, ya no se conforma con obedecer órdenes, quiere saber más, de él y de los demás. En esta parte el lector tiene mucha ventaja sobre el personaje; no voy a desvelar nada pero el final de la anterior novela nos da la clave de la identidad de este penitenciario que él busca sin descanso. Y, si bien, en la primera parte los dos protagonistas prácticamente no coinciden, en este caso la relación cambia: ambos se ven envueltos en el mismo caso y tienen que aprender a ayudarse mutuamente.

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Encuentro con Javier Reverte

La tarde no acompañaba demasiado, pero eso no fue un impedimento para que el espacio creado en la Plaza Mayor de Salamanca con motivo de la Feria del Libro se llenara hasta la bandera: no cabía ni el frío, y puedo asegurar que lo hacía.

Mereció la pena todo, tanto la charla del autor como su presentación: breve, conmovedora y sincera. Así que desde aquí mi enhorabuena a Jorge Moreta por ejercer de perfecto maestro de ceremonias, dejando el protagonismo al autor, a quien dedicó unas hermosas palabras.

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Bajo la misma estrella, John Green

No queda sino batirse

Una novela juvenil, más o menos. Quizá lo que hace que sea considerada juvenil es la edad de sus protagonistas, porque el tema es bastante duro; o que para un adulto se lee con mucha facilidad. Sea como sea, me ha resultado entretenida, tierna, valiente y reveladora.

Como siempre, un pequeño resumen: Hazel tiene 17 años y un cáncer terminal en estado cuatro, comenzó con trece años en el tiroides y las metástasis consiguieron que sus pulmones dejaran de funcionar. Gracias a su ingreso en un estudio experimental con un nuevo medicamento consigue mantenerse, vivir. O, más bien, sobrevivir. Con esta situación, y debido a que su madre la ve algo “deprimida”, se ve obligada a asistir a un grupo de apoyo para jóvenes como ella que le cambiará la vida. Hasta ese momento Hazel estaba completamente sola, excepto por la compañía de sus padres, leyendo una y otra vez la que para ella es la mejor novela del mundo: Un dolor imperial. El sueño de su vida es conocer al autor de dicha novela, Peter van Hauten, y preguntarle cuál es el desenlace de los personajes, ya que la termina en medio de una frase con puntos suspensivos. Y en medio de esta vida anodina e intelectual aparece Augustus Waters, un chico que acompaña a su amigo al grupo de apoyo. Augustus ha sufrido osteosarcoma y ha perdido la pierna, aunque en este momento acumula más de año y medio sin cáncer.

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