El color del silencio, Elia Barceló

Hay novelas a las que llegas por la promoción que la editorial ha hecho de ellas durante semanas, otras veces, en la visita casi diaria a la librería descubres una portada que te llama la atención más que las demás. En esta ocasión han sido las decenas de reseñas favorables las que me han animado a comprar este libro. Y menos mal que lo he hecho, porque puedo afirmar que es la novela que más me ha gustado de cuantas he leído este verano.

Como siempre, un pequeño resumen para entrar en materia. La protagonista de esta historia es Helena Guerrero, una mujer madura que ha logrado ser uno de los nombres más reconocidos en el mundo del arte, en concreto, de la pintura. Sus cuadros son altamente valorados y se caracterizan porque en ellos aparece siempre una sombra, la misma que hay en su vida. Aunque desde hace muchos años vive en Australia, su origen es español y su infancia está ligada a Marruecos: su padre fue militar franquista, un sentimental de derechas que acabó desencantado y casi desterrado en un pequeño paraíso cercano a Rabat. Allí se estableció con su mujer, Blanca, y allí crió a su familia. Pero la noche del alunizaje, el verano de 1969, Alicia, la hermana de Helena, es brutalmente asesinada y la vida de toda la familia cambia para siempre. Nuestra protagonista decide huir sin saber muy bien hacia dónde y logra tanto éxito en su propósito que permanece huyendo casi cincuenta años.

Pero ahora tiene sesenta y ocho y ha decidido que quiere saber qué fue lo que pasó. Con la excusa de la boda de su nieta, viaja hasta Madrid con su pareja, Carlos, y allí el destino le tiene preparadas varias sorpresas. Tomando como punto de partida unas cajas que su madre le ha legado a través de su prima va a ir descubriendo que en su familia nada es lo que parece. Y tendrá que llenarse de valor para ir reconstruyendo un rompecabezas cuyas piezas son la historia de su vida y de la de aquellos que la rodearon hasta que decidió marcharse.

No quiero contar más porque es una novela que merece la pena ir descubriendo poco a poco: así es precisamente como la dosifica la autora. Juega con tres momentos en el tiempo y con diferentes espacios: por un lado, el presente, el momento actual que está viviendo Helena; por otro, el año 1969 y el asesinato de Alicia; por último, 1936, fecha histórica donde las haya que sirve como telón de fondo para contarnos la historia de Goyo y Blanca, los padres de Helena.

Que nadie se asuste con tanto salto ya que Elia Barceló va meciendo al lector a través del tiempo para evitar el mareo, es más, escribe y describe todo con una placidez que se agradece. Los documentos y las cartas llegadas de otro tiempo son una ventana al pasado que transmiten elegancia, pasión, amor y venganza, errores cometidos, escondidos y enterrados, personajes con ansias de redimirse pero sin medios para lograrlo.

Parte de esta historia sucede durante la Guerra Civil, pero no es una historia sobre la Guerra Civil. El desencadenante de todo es un asesinato pero no se trata de una novela negra, ni de un thriller. No, va mucho más allá de todo eso: los protagonistas dejan de ser personajes para ser personas, con unos sentimientos reconocibles por todos. ¿Quién no ha sentido culpa alguna vez? Por lo que hizo o por lo que dejó de hacer. ¿Arrepentimiento? ¿Rabia? ¿Amor que no debía ser porque dolía más que complacía?

Y todo esto con una protagonista con la que no he empatizado nada, ni falta que hace. Supongo que es difícil cuando el personaje no siente apego por nada ni por nadie, cuando vive al otro lado del mundo y no sabe nada de su hijo ni de su nieta, cuando tiene a su lado a un hombre que la adora (y que a mí me ha conquistado) y no se atreve a decirle lo que siente. Hay escudos que no caen con facilidad y hay sombras que tardan en desparecer.

En fin, una novela hermosa. Directa, sincera, de las que se agarran, de las que dejan poso. Leedla.

El color del silencio El color del silencio

Elia Barceló

484 páginas

Roca Editorial

 

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