Sí, ya sé que he tardado mucho en sacar nueva reseña pero ha sido por un motivo de peso: ¡estoy trabajando! De nuevo ejerzo como profesora de Lengua y Literatura, así que ya podéis imaginar cómo tengo a los alumnos con el tema de la lectura…
Pero vamos a lo que venimos: un thriller intenso, lleno de emoción, de idas y venidas, con protagonistas misteriosos y malvados escurridizos. ¿Qué pasaría si existiera un archivo que contuviera absolutamente todos los pecados graves que se cometen? Un archivo más grande que el de la Interpol o el FBI, pero que solo conocen unos pocos. Y esos pocos, precisamente, son quienes tienen que acabar con los pecadores: asesinos en serie, violadores o torturadores llenan páginas y páginas de ese archivo. Pero, ¿dónde está? O, ¿dónde estaría? Según Donato Carrisi en el centro neurálgico de la cristiandad: en el mismo Vaticano. Pero no esperéis misterios relacionados con los templarios o con el paradero de algún santo; santos no abundan en esta novela, más bien todo lo contrario.
Como habréis podido imaginar, la acción transcurre en Roma y, solo por eso, ya merece la pena leer la novela. Para quien haya estado va a poder recorrer sus calles con muchísima precisión, doblar esquinas, ver cuadros o huir de un tiroteo en una iglesia. Para quien no haya estado… eso no tiene perdón. Pero las descripciones son tan precisas que las escenas transcurren en nuestra mente de un modo natural, con mucha facilidad. Basta con coger un mapa y seguir sus vías.
Los protagonistas son dos aunque los personajes son muchos. Vamos a centrarnos en los dos principales: Marcus y Sandra. Nada de relación entre ellos, es más, coinciden en contadas ocasiones a lo largo del libro y de un modo muy fugaz. Él es uno de los llamados “penitenciarios”, esos que buscan a los pecadores que aparecen en el archivo: casi no tiene recuerdos debido a un tiroteo en otro lugar y otro tiempo que le ha dejado una cicatriz en la sien, pero es el mejor en su trabajo. Sandra es una policía que forma parte de la brigada de fotografía científica y forense; se ve arrastrada a Roma buscando respuestas a la prematura muerte de su marido. Y así, la vida de estos dos personajes se cruza de una forma casi casual, se ayudan, se entorpecen y dan vueltas alrededor del mismo misterio.
A lo largo de la novela aparecen distintos asesinos cuyo caso se va resolviendo pero el mayor dilema continúa. Por suerte, Marcus y Sandra se verán las caras en la siguiente novela: El cazador de la oscuridad. Y ya me está esperando.
¿Que si la recomiendo? Por supuesto: me ha resultado muy entretenida, bien hilada, sorprendente y adictiva.
El tribunal de las almas
Donato Carrisi
492 páginas
Editorial Planeta
Yo me apunto
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