Club de lectura: 14

Si me descuido un poco se me junta esta reseña con la sesión del próximo viernes… no volverá a pasar, de verdad. Pero es que fue muy intensa y resumir tanto y a tantas resulta complicado. Además de nuestras recomendaciones y las impresiones y expresiones sobre 14 tuvimos visita sorpresa, la de la autora del poema seleccionado para esta semana, María del Carmen Herrera: todo un lujo ya que no siempre se puede escuchar un poema leído de los labios de su creador. El elegido fue Psicomarketing, de su nuevo libro de poesía Severo Revés: intenso, perturbador y perfecto para el libro de la quincena. Poco a poco iremos descubriendo todos los demás pero, desde ya y desde aquí, recomiendo este poemario con título sugerente en forma de exquisito palíndromo.

Severo Revés

Tuvimos un momento para reflexionar sobre la poesía como género y hubo unanimidad en la impresión de la dificultad; quizá la costumbre de la novela, la linealidad, hace que la abstracción de un poema cree sensaciones diferentes. Hubo quien la comparó con la danza y con la pintura, disciplinas en la que es necesario estar iniciado para poder comprenderlas mejor. No iba muy desencaminada porque desde tiempos antiguos se escuchó y se leyó la sentencia latina Ut pictura poiesis, es decir, “así en la pintura como en la poesía”. Pero me estoy desviando un poco…

No hubo muchas recomendaciones, pero es que no siempre da tiempo a leer todo lo que nos gustaría. Un perro, de Alejandro Palomas, está gustando mucho y creo que al final lo leeremos todas; por su parte, Marta nos recomendó Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami, una novela extensa que le está encantando. La apuntamos en nuestra lista particular.

Y por fin, comenzamos con 14. Una novela breve pero muy intensa, brutal. Podríamos decir que, más que una novela al uso, se trata de una crónica muy particular de lo que fue la Primera Guerra Mundial. Echenoz nos narra a través de pinceladas y relámpagos la vida y la muerte de un pequeño grupo de jóvenes franceses, desde el comienzo de la Gran Guerra hasta el momento en que uno de ellos regresa a casa. O a lo que queda de ella.

14 son apenas noventa y ocho páginas absolutamente gráficas: parece mentira que en un espacio tan breve se pueda plasmar con tanto realismo la crudeza de la guerra. Los insectos que infestaban las trincheras, las ratas que peleaban por devorar los cadáveres, la angustia de las batallas, los amasijos de carne, el peso de las mochilas, los cascos que se convertían en armas, las primeras avionetas, el dolor.

Y si todas coincidíamos en que transmitía las sensaciones de un modo asombrosamente real, no nos poníamos de acuerdo en el tratamiento que da a los personajes. Para algunas había distancia, se trata de un relato de guerra con detalles bélicos pero no humanos; para otras era una cuestión de precisión. En cualquier caso es cierto que el autor no ahonda en la psicología de los personajes pero sí nos da breves pinceladas de cada uno, lo suficiente como para saber que son todos muy diferentes entre sí y que les afecta la contienda de un modo distinto. Queda plasmado de una manera magistral el desvalimiento del ser humano cuando carece de afectos, a pesar de que el autor haya decidido no profundizar en ellos.

También discutimos sobre el deseo de los soldados: ¿querían realmente ir a la guerra? ¿O no sabían lo que era? No podemos olvidar que la Primera Guerra Mundial se presentó al mundo como una contienda de dos semanas que cambiaría la geopolítica europea. Los jóvenes que se alistaron estaban convencidos de que en quince días escasos regresarían a sus casas convertidos en héroes y habiendo hecho un enorme favor a su patria. La mayoría no volvieron. Ocho millones de personas perdieron la vida.

En ese sentido el autor es muy eficaz al mostrar la manipulación de la gente y Elena nos abrió los ojos hablándonos, precisamente, de esa manipulación: la Primera Guerra Mundial fue la primera guerra contemporánea en varios sentidos. En primer lugar la llamada “guerra de tinta”: es un concepto que se acuña en la Historia para referirse a la utilización que se hace de los medios de comunicación para generar animosidad e inventar enemigos en las distintas naciones antes de que se conviertan en contendientes. Fue promovida por los gobiernos y la población fue feliz a la guerra porque les parecía justa. Por otro lado se trata de una “guerra nueva”: hasta ese momento las guerras eran académicas, llevadas a cabo por ejércitos en campos de batalla concertados y bajo una disciplina militar. A partir del siglo XX toda la población entra en juego, los civiles se convierten en soldados y las victorias se miden por el número de ciudades arrasadas. La guerra de destrucción masiva comenzó en 1914, y así nos lo cuenta Jean Echenoz.

La sesión dio mucho más de sí, se produjo la magia que se da en ocasiones, cuando no quieres dejar de hablar de un libro. Pero todo se acaba, por suerte, también las guerras.

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