Esta es la historia de una familia. O más bien, de las mentiras de una familia, los Sinclair. En la primera página del libro nos encontramos con el mapa de una isla situada cerca de Martha´s Vineyard, una de las zonas más exclusivas de la Costa Este de Estados Unidos. Esa isla pertenece a la familia protagonista y es el lugar donde pasan los veranos todos juntos desde siempre. Completamente idílico. O no tanto.
Vamos a conocer a Cadence, nuestra narradora, que nos lleva de la mano por la isla, y a sus primos, Mirren y Jonathan. Pero para ella lo más importante será Gat, un miembro que se une al club de los Mentirosos y que comienza a pasar los meses estivales con la familia Sinclair. Él se califica a sí mismo como un Heathcliff moderno, un bicho raro entre tanto lujo y riqueza.
Y parece que todo es perfecto hasta que en el verano de los quince Cadence sufre un extraño accidente en el que pierde la memoria reciente, y nadie está dispuesto a contarle qué es lo que ha pasado exactamente. Sobreviviendo a las secuelas que le han quedado intenta buscar desesperadamente las respuestas a las preguntas que la atormentan. Pero todo el mundo ha cambiado: su abuelo apenas la reconoce, su madre y sus tías se comportan de un modo extraño y su grupo, los Mentirosos, parecen seguir la premisa de no alterarla con recuerdos dolorosos.
Envuelta en ocasiones en un aura romántica, nos encontramos con una historia muy bien construida en la que se crea un misterio que nadie excepto la protagonista parece querer resolver. Con una narración dinámica, de capítulos cortos y concretos, casi a modo de diario de personal y con un final sorprendente, esta novela se ha convertido en todo un éxito de público y crítica. Y no me extraña en absoluto: es de lo más recomendable.
Destinada a un público juvenil.
Éramos mentirosos
E. Lockhart
Editorial Salamandra Blue
288 páginas